Mi nombre es Yaritza Vélez, tengo 31 años y resido en Estados Unidos. Soy casada, soy Maestra de Nivel Pre-escolar y de Kinder a Tercero.
Es un placer poder compartir mi experiencia como mamá en casa. Voy a ser muy honesta con las razones que me llevaron a ser una mamá en casa ya que son algo peculiares. Di a luz a mi primer hija cuando a penas tenía 18 años. Obviamente en una edad donde se está comenzando a vivir, donde se tienen muchos sueños, metas y anhelos. En el momento que tuve a mi pequeña en brazos me propuse alcanzar mi meta de completar mis estudios.
Mientras luchaba por obtener ese triunfo la familia fue creciendo. Llegaron mis otr@s dos hij@s. Con mucho sacrificio y dolor en el alma tuve que dejar a mis pequeñ@s en un preescolar desde bien bebés para cumplir con mi cometido. No fue fácil, derramé muchas lágrimas, noches de desvelos y trabajé bien fuerte. Imaginen si es difícil cuidar de un bebé ¿qué les parece atender 3 pequeñines? pero ¿saben qué?, ¡LO LOGRÉ! Completé mi bachillerato, pasé la reválida y tuve en mis manos la Licencia de Maestra del Departamento del Educación de PR. Conseguí el trabajo que tanto anhelaba y, todo marchaba bien, me sentía feliz, completa y plena.
Quedarme en casa no fue mi elección en un principio. Quizás fue algo del destino, del tiempo o los planes de Dios. Con tan sólo 8 añitos mi primer bebé, mi princesa, mi primogénita se enfermó. Una niña completamente sana un día su hígado se enfermó y dejó de funcionar junto con su médula ósea. ¿Y ahora? Simple. Nos dijeron “su hija necesita un trasplante de hígado ¡urgente! Si no aparece pronto, ella va a morir.”
Piensen que cierran sus ojos por un segundo y todo está perfectamente en su lugar, pero al abrir sus ojos resulta que ahora todo está al revés. Así nos ocurrió a nosotros. Tuvimos que trasladarnos a EU donde nuestra hija tuvo un trasplante de hígado, un trasplante de médula ósea, muchísimos tratamientos y dos años viviendo en un hospital. Ya van cuatro años de esta experiencia y gracias a Dios, al Cielo y a sus bendiciones estamos de pie.
Luego de todo este proceso aún continúo en casa, a pesar de que mi niña está bastante recuperada y lleva una vida “normal”. Siento que esta situación me hizo aferrarme más a mis hij@s. Todas conocemos que el amor de una madre por sus hij@s es indescriptible. Adoro mis niñ@s con toda mi alma. Y mi mayor deseo es verl@s felices. Cuando tenemos un bebé pensamos: “cuando crezcan todo será más fácil”, juuum… ¡Error! Según pasa el tiempo más atención necesitan. Actualmente mis hijos tienen 12, 11 y 8. Créanme la pre-adolescencia es difícil. Necesitan mucha atención, dirección y constantes instrucciones. Sus sentimientos, personalidad y actitudes están en constantes cambios.
Mi esposo hasta el momento tiene un trabajo estable que nos brinda la capacidad económica para yo poder ser una mamá en casa. Sabemos que estar en casa es una tarea compleja. Nuestras labores parecen interminables. Pero al final del día siento la satisfacción de poder enfocar mis energías en atender las necesidades de mis hijos, mi familia y hogar.
¡Me siento feliz! Estoy segura que mis hij@s aprecian lo que hago por ell@s. Me encanta poder atenderl@s en las mañanas sin la prisa de que tengo que llegar al trabajo. En las tardes estoy en casa cuando llegan de la escuela, ya la comida está lista para ellos, tengo la disponibilidad y la paciencia para sentarme a ayudarlos con sus tareas, tengo el tiempo para llevarl@s a sus actividades extracurriculares. Es gratificante poder acompañarlos en todas sus actividades de la escuela. Adicional a eso tengo la oportunidad de sacar un tiempito para mí, para ejercitarme y esforzarme por llevar una vida más saludable.
Mi deseo por ejercer mi profesión sigue latente en mi. Por supuesto que es una meta que tengo a largo plazo. Quiero cumplir mi sueño de ser Maestra, disponer de mi propio salario, y compartir mis capacidades como profesional. No todos comprenden que una mamá en casa trabaja igual o aún más que las que llevan una vida laboral fuera del hogar. Entre los niños, el esposo, las mascotas, el laundry, la cocina, las demás tareas del hogar en ocasiones no tenemos ni tiempo de tomar un descanso de 10 minutos. Me parece que la clave es jamás permitirle a nadie que nos quieran hacer menos o desvaloricen nuestra gran labor por ser Mamitas en casa. Ser mamá a tiempo completo es un gran trabajo.
No hay nada más hermoso que disfrutar cada minuto con nuestros hij@s. Son el regalo más bello que la vida nos ha dado. Observar y ser parte de cada una de sus etapas es maravillosa. Debemos tener siempre presente que esos pequeñ@s seres algún día crecerán y serán personas totalmente independientes. El tiempo es el mayor tesoro. Este es el momento de darles amor, apoyo, protección y cuidados. Ya luego ell@s seguirán sus caminos y sólo nos quedarán los recuerdos de su infancia. Debemos apreciar cada segundo y cada detalle porque tal vez lo que para nosotr@s como adultos es algo insignificante para ellos lo es TODO.
[mailerlite_form form_id=4]
[fts_instagram instagram_id=5791878704 pics_count=6 type=user profile_wrap=yes profile_photo=yes profile_stats=no profile_name=yes profile_description=no super_gallery=yes columns=2 force_columns=yes space_between_photos=7px icon_size=40px hide_date_likes_comments=no]
Leave a Comment